Cada vez se va confirmando más que la osteoporosis y las fracturas óseas asociadas a la misma no son fruto del azar sino que constituyen procesos degenerativos que se pueden contrarrestar con un suplemento nutricional adecuado. Prácticamente una de cada tres mujeres padece osteoporosis tras la menopausia y, con ésta, un mayor riesgo de sufrir una fractura. Uno de cada seis hombres de más de 50 años de edad también padece osteoporosis.

El tejido óseo está sometido a continuos procesos de transformación. La masa ósea se acumula y se pierde continuamente. Los 1 - 2 kilogramos de calcio acumulados en el cuerpo se encuentran en un 98% en los huesos, el 2% restante en la circulación sanguínea y en el tejido conjuntivo. Este equilibrio se controla básicamente a través de las hormonas y de la vitamina D3.

La acumulación de masa ósea se facilita a través de unas células especializadas que forman la sustancia intersticial del hueso. En esta sustancia intersticial del hueso se almacenan minerales tales como el fosfato de calcio. Para ello se requiere un metabolismo del calcio y el fosfato que funcione adecuadamente. La regulación del metabolismo del calcio se realiza a través de varias hormonas. La hormona D es la principal responsable del aumento en la absorción del calcio y se encarga de rellenar los almacenes de minerales del hueso; esta hormona se forma en el cuerpo a partir de la vitamina precursora D3.

La osteolisis tiene lugar mediante células fagocitarias específicas del hueso que, con ayuda de determinadas enzimas, se encargan de disolver la sustancia intersticial del hueso y extraen los minerales almacenados acidificando el medio. En la juventud y en los primeros años de la edad adulta se construye más masa ósea que la que se destruye. Aproximadamente a partir de los 35 años de edad se logra la mayor masa ósea. En el posterior desarrollo de la vida predomina la pérdida de hueso. Según la intensidad y la rapidez de la osteolisis se habla de osteoporosis. En las mujeres, el cambio hormonal asociado a la menopausia provoca una mayor frecuencia de osteoporosis que en los hombres.

El efecto positivo de la vitamina D3 sobre la absorción del calcio se facilita a través de la hormona D. Después de la síntesis de la vitamina D3 en el organismo, esta hormona produce un incremento de la concentración de calcio y fosfato e inhibe por otra parte el efecto de la parathormona, que hace que se libere calcio en los huesos. La hormona D facilita la absorción de calcio en el intestino, así como la mineralización del esqueleto. Una deficiencia de hormona D reduce la absorción del calcio en el intestino, por lo que el nivel de calcio en sangre disminuye. Como mecanismo regulatorio se moviliza el calcio de los huesos.

Suplementando la nutrición de manera sistemática con calcio y vitamina D3 se contrarresta la destrucción de hueso por osteoporosis, se reduce el peligro de fracturas asociado a la misma, como la rotura del cuello del fémur, con su consiguiente limitación de la calidad de vida.

 

 

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Vitamina D3
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